El consejo se ha ido pasando de generación a generación: antes de poner el lavavajillas hay que pasarle un agua a los platos. Pues bien, las cosas han cambiado. Ahora hay lavavajillas de muy bajo consumo que se pueden programar desde el teléfono móvil y, a tenor de lo que recomiendan tanto los fabricantes de electrodomésticos como los de detergente, ese agua nos la podemos ahorrar.
«El aclarado es algo del pasado. Aunque en muchos hogares lo hacen, es un desperdicio de tiempo y recursos preciosos», aseguran loa fabricantes de productos de limpieza «Los detergentes actuales contienen micropartículas blanqueadoras y encimas y los fabricantes de lavavajillas recomiendan que se utilicen sin aclarado».
Las micropartículas blanqueadoras combaten manchas como té o café, y las enzimas rompen las proteínas y los almidones» por lo que basta con «tirar los restos de comida más grandes a la basura».
Quien no tenga por costumbre leerse los manuales de instrucciones de los aparatos quizá tampoco sepa que conviene situar «las piezas que tengan más suciedad en el cesto inferior» porque en esa zona «la presión con la que sale el agua es más potente y la suciedad se irá con más rapidez».
De lo que no cabe duda es que usar el lavavajillas ayuda a ahorrar agua. Según datos publicados, entre 20 y 40 litros al día. Y la explicación ofrecida por los fabricantes es sencilla: mientras que por el grifo salen entre 9 y 11 litros de agua por minuto, un lavavajillas eficiente consume menos de 10 litros para todo el ciclo ya que puede reutilizarla una y otra vez.
Para potencia el ahorro (también eléctrico), conviene llenar el lavavajillas al máximo, recurrir a los programas de bajo consumo e incluso programar el aparato para que funcione de madrugada, cuando el consumo de luz es más económico.