Este pequeño electrodoméstico sirve para extraer el zumo de las verduras y las frutas sin llegar a triturarlas. Es decir, separa la pulpa y la fibra por un lado y el jugo por el otro a través de un movimiento de centrifugación a altas revoluciones.
Las licuadoras normales cuando centrifugan los alimentos para extraerles el jugo generan mucho calor y aumentan la temperatura del zumo. Esto hace que se pierdan más nutrientes, antioxidantes y enzimas. Además, las licuadoras, también llamadas extractoras centrifugadoras al ser muy rápidas, aportan aire al zumo, y esto hace que se oxide antes. Por eso, existen otro tipo de licuadoras que prensan en frío y que han adquirido otra categoría: las cold press.
Las cold press se caracterizan por extraer el zumo prensando las frutas y las verduras sin alterar su temperatura. De ese modo, se minimiza la pérdida de nutrientes y vitaminas. Gracias a este tipo de extracción a baja velocidad, los zumos conservan la mayoría de los micronutrientes y no se oxidan tanto como si los hiciésemos con una licuadora.
Además de diferenciarse en el sistema de la obtención del zumo, hay otras diferencias entre la licuadora «normal» y la cold press:
- La textura de la licuadora normal es más densa y espesa. En la licuadora de prensado en frío la textura es más sedosa y uniforme.
- El color: mucho más pálido en la licuadora por centrifugado o normal. En cambio, en la cold press los colores són más brillantes y saturados.
- Homegeneidad: cuando haces un zumo y lo dejas reposar, si está hecho con una licuadora normal verás que empiezan a formarse “capas” (como si fuera un café irlandés). Debido a la densidad, en el fondo del vaso se quedará el agua y las frutas y verduras se concentrarán arriba, cosa que no ocurre con un zumo hecho con una cold press.