La conciencia medioambiental va en aumento. Cada vez somos más los que nos preocupamos por el avance de la crisis climática, la contaminación del aire que respiramos, la pérdida de biodiversidad, la plastificación de los mares… Sin embargo seguimos siendo pocos los que actuamos en consecuencia cuando tenemos más poder para cambiar las cosas: al comprar.
Resulta del todo contradictorio que exijamos un mayor compromiso de las empresas con el planeta y que las señalemos como culpables de la situación que estamos atravesando mientras por otra parte seguimos consumiendo sus productos y servicios sin tener en cuenta lo que tanto les recriminamos. No, el verdadero compromiso con el planeta se demuestra castigando las actitudes hostiles hacia el medio ambiente a la hora de consumir y premiando a aquellas marcas que apuestan por la sostenibilidad y el respeto a la naturaleza, aunque ello nos exija determinados sacrificios, incluso económicos.
Por eso lo más sensato y sostenible es adquirir naranjas de aquí en lugar de las que nos llegan desde Sudáfrica, aunque éstas resulten inexplicablemente más baratas que las nuestras debido a los acuerdos comerciales de la UE. Como lo es comprar en la tienda del barrio en lugar de desplazarnos al hipermercado: hagan cálculo de los costes de tiempo y desplazamiento y caerán en la cuenta de que, además de ser una manera activa de posicionarnos en favor del medio ambiente y en contra el cambio climático, lo mejor es la compra de proximidad.
Incorporar la variable medioambiental a nuestras necesidades de consumo a la hora de ir a comprar es tan importante como desplazarnos en transporte público, reciclar los residuos que generamos en el hogar o hacer un uso responsable del agua y la energía.
Sin embargo ¿Cuánta gente atiende al coste medioambiental a la hora de valorar el coste real de su compra? Lo cierto es que poca, muy poca. Por eso es necesario insistir en la importancia de que nuestra compra le salga barata también al planeta: de elegir, siempre que podamos claro está, producto local y de optar comprar lo del día a día en el comercio de proximidad.