Antes de nada, es importante indicar que no todas las secadoras son iguales, se diferencian por el tipo de funcionamiento y esto influye directamente en el consumo energético.
Secadoras de evacuación
Fueron las primeras en aparecer en el mercado. Funcionan cogiendo aire del exterior, calentándolo mediante resistencias eléctricas. El aire caliente se introduce en el bombo donde recoge la humedad de la ropa y después se expulsa por un tubo al exterior.
Principal inconveniente:
Requiere una instalación más complicada y es un sistema menos eficiente que necesita un mayor consumo.
Secadoras de condensación
Tienen un mecanismo que conduce el aire húmedo hasta un condensador, el cual enfría este aire bruscamente y se convierte en agua líquida que se recoge en un depósito.
Su ventaja principal es que, al no renovar el aire con cada ciclo, estas secadoras son más eficientes que las de evacuación, ya que es necesaria menos energía para volver a calentar el aire.
Consume de media la mitad de energía que el modelo anterior
Secadoras de condensación con bomba de calor
Las secadoras con bomba de calor son las más sofisticadas y eficientes porque, al contrario que las secadoras de condensación tradicionales, “reutilizan” el calor, empleando la energía justa para secar la ropa.
Las secadoras con bomba de calor secan a temperaturas inferiores, cuidando los tejidos más delicados, algunas incluyen una cesta para ropa delicada en el que puedes meter tus prendas de lana.
La principal ventaja es que estas secadoras son el modelo más eficiente de todos, de hecho,
pueden llegar a ser hasta tres o cuatro veces más eficientes y además hacen menos ruido.
El único inconveniente del uso de estas secadoras es que su precio es más elevado, pero está compensado con los resultados que se obtienen y con el ahorro energético.
Si optamos por una secadora de clase A podremos ahorrar mucha más energía, aunque el desembolso inicial sea mayor.
En concreto, los electrodomésticos de clase A puede llegar a consumir un 55 % menos que el mismo en una clase media, lo que se traduce en un ahorro económico considerable.
Por otro lado debemos destacar que gracias a la eficiencia y menor consumo, el ciclo de vida de estos aparatos es mucho mayor, y el impacto medioambiental producido por este tipo de secadoras es mucho menor reduciéndose las emisiones de CO2 a la atmósfera.