La sentencia marca un hito en la defensa del medio ambiente
Comprar frigoríficos estropeados y triturarlos como si fueran inofensivas virutas supone liberar a la atmósfera gases contaminantes, lo que implica un riesgo para el ecosistema. La ley obliga a la descontaminación de artefactos eléctricos y electrónicos y si no se hace “es obvio que se ha vulnerado una normativa destinada a tutelar el medio ambiente”, dice el Supremo, sabedor de que los “frigoríficos y otros aparatos enfriadores” utilizan tanto en sus circuitos como en las espumas que los aíslan gases compuestos por derivados del cloro, las principales sustancias que agotan el ozono.