Se habla mucho de cuál es la mejor temperatura ambiente para vivir. Y pensamos que es necesario conocerla para de esta manera no hacer abuso energético y no poner, por ejemplo, la calefacción más alta de lo que realmente necesitamos. Se lo aclaramos de la manera más sencilla.
La mejor temperatura ambiente
La temperatura más confortable para el ser humano en estado de reposo es de entre 18º y 20ºC. Si está trabajando la cifra desciende al intervalo comprendido entre 15º y 18ºC, según el tipo de movimiento y la intensidad con la que se realiza.
Para hacernos una idea, podemos comparar al hombre con una estufa cuyo combustible son los alimentos. Concretamente un hombre de 70kg equivale a una estufa que genera 105 Kilocalorías cada hora, cantidad que basta para hervir 25 litros de agua. Esta es la razón por la que cuando estamos muchos en una sala sube la temperatura. Cada persona que entra es como poner una estufa más.
La mejor manera de calentar una sala, es instalar focos de calor moderado en las zonas mas frías. Cuidado con la temperatura del foco de calor, si es superior a los 70ºC se produce sequedad en la boca y en las mucosas. Además subir mucho la temperatura no es eficiente energéticamente. Por este motivo las calefacciones de vapor y las estufas de hierro no son especialmente adecuadas en el interior de las viviendas.
Formas de mejorar la temperatura ambiente
Un concepto asociado al de mejor temperatura ambiente, es el de la humedad del aire. Un ambiente agradable debe tener una humedad relativa de 50-60% y se considera aceptable entre un 40% y un 70%. Un ambiente demasiado húmedo favorece el desarrollo de gérmenes nocivos y hongos.
Por supuesto cada persona contribuye con su respiración a aumentar la humedad. Tengamos muy en cuenta que el hombre inspira oxigeno con el aire y desprende anhídrido carbónico y vapor de agua en una cantidad que varia según el peso, la edad, la alimentación o la actividad. Puesto que el anhídrido carbónico es tóxico es necesaria una correcta ventilación.
Las plantas pueden ser una forma de equilibrar la humedad del ambiente en entornos húmedos.Además, nos ayudan a mejorar la calidad del aire de nuestra vivienda, ya que absorben el CO2 que nosotros expulsamos y liberan oxígeno. De esta manera conseguimos tener un aire más limpio y puro dentro de casa.
Por otro lado, hoy en día hay sistemas capaces de controlar la temperatura, e incluso a veces la humedad del ambiente, optimizando a la vez la energía que se consume. Algunos de los ejemplos más demandados son el suelo radiante o el calor azul.
Evitar pérdidas de calor
Por último, para mantener una temperatura estable y correcta no sólo debemos elegir correctamente los focos de calor sino también asegurarnos de que ese calor se mantiene dentro de casa. Los cambios de temperatura de unas habitaciones a otras que se suelen producir en entornos con aislamientos deficientes son una de las principales causas de enfriamiento y exponen al cuerpo a alteraciones que nos impiden mantenernos en una temperatura confortable.
Para evitar estas pérdidas de calor es imprescindible que tanto muros como cerramientos exteriores como puertas y ventanas estén adecuadamente aislados. En este sentido, las ventanas suelen ser el punto más débil de la casa, unas ventanas mal instaladas o de mala calidad pueden provocar grandes pérdidas de calor lo que supone un incremento importante en el gasto necesario para calentar la casa. Os dejamos con una recomendación: ante la duda, si buscamos un buen aislamiento, siempre es mejor elegir ventanas que no sean correderas, a ser posible de PVC y con doble acristalamiento, de esta manera te aseguras un aislamiento correcto que notarás en la factura de la calefacción al final de mes.